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miércoles, 26 de marzo de 2014

Cortar por lo sano

¿A quién no le gusta coger una tijera y cortar?

A mí me encanta, aunque no haya resultado siempre buena idea.

El otro día mi hija me dejo cortarle la coleta después de 28 años. Por mucho que se lo he pedido durante todos estos años, nunca me ha vuelto a dejar, no se fía de mí con unas tijeras en la mano. Quizás os preguntareis ¿y eso? Ya adelanto que tiene sus motivos y muy razonables.







Como decía al principio, me encantan unas tijeras y por muchas meteduras de pata que he tenido con ellas, no le tengo respeto y cada vez que tengo una en mis manos disfruto como un niño pequeño en un charco.

 A mí, desde pequeñita y hasta bastante mayor, me cortaba el pelo mi padre, pero de vez en cuando yo cogía mi tijera y hacia de las mías. Que me molestaba el flequillo, tijerazo. Se me hacia un nudo en el pelo, tijerazo. Luego me llevaba el rapapolvo porque, evidentemente, lo que yo me hacía eran trasquilones por toda la cabeza. Menos mal que siempre he tenido, y tengo, muy buen pelo y he reconocer que todavía sigo con mi manía del tijeretazo. Pero lo de mi hija fue para matarme.

Tenía unos dos añitos y un día de verano después de ducharla, me dice:

 -“Mami el abuelo me tiene que cortar el flequi me entra en los ojos”.
- “¿Te lo corto yo?”. Yo ni corta ni perezosa.
-“Vale”. Ella, inocente, confiando en su mami. Pobrecilla.

Imaginaros la situación. Yo sentada, ella de pie apoyada en mis rodillas. Le peino el flequillo, cojo las tijeras y ras, corto el flequillo. “Uish, el flequi ha quedado del todo recto. Hay que repetir.” Ras, otro cortecito.

Y otro y otro, así hasta que la dejé sin flequillo. No es broma. La pobre me decía “mami ¿estoy guapa?” Intuía algo porque siempre ha sido muy inteligente, pero yo seguía con mi papelón.


A la primavera siguiente todavía lo tenía así


-“Guapísima, pero cuando bajes no le digas nada al abuelo”
-“¿Por qué mami?”
-“Porque a él le gusta cortarte el flequi y se va a enfadar si se entera de que lo hemos hecho sin él” -“Vale mami”

Pero, como todos los niños, baja y le dice a mi padre: “Abuelo, ¿estoy guapa? Mami me ha cortado el flequi” Cuando mi padre la vio no se murió y no me mato porque Dios no quiso. ¿Sabéis cuanto tardo en crecerle el flequillo en condiciones? ¡2 años! No exagero también tengo que decir a mi favor que su pelo no es el mío, ha sacado el de su padre.

 Lo que tampoco ha heredado ella, menos mal, es esa habilidad mía con la tijera. Es todo lo contrario. Pero hoy estoy contenta. Me ha dejado disfrutar cortándole el pelo otra vez. Eso sí, solo un corte sin dejarme emocionarme. Por si acaso.




Besos y hasta el próximo día.

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